sábado, 29 de junio de 2013

Capítulo dieciocho.



18. Como en los viejos tiempos

Después de cruzar las últimas palabras, salieron del estudio y caminaron juntos al estacionamiento. Cuando estaban entrando, Peter se dio cuenta que no tenía auto, que había venido en taxi, así que no sabía qué iba a buscar. O sí lo sabía. Cuando su nueva compañerita de ficción llegó a donde estaba su auto, notó su cara de perdido. 
No se dio cuenta en principio que Peter venía con ella, estaba pensando en muchas cosas. Por empezar, ¿qué la había llevado a aceptar el papel? ¿La había seducido la oferta, el personaje, o su compañero, su galán, su viejo amor, su futuro amor y padre de sus hijos? Perdón, borren lo último, se sabe que Lali es ansiosa... demasiado. Y después, ¿cómo le diría a Pablo cuando el devenir de sus sentimientos le impedía hasta mirarlo a los ojos? ¿Cómo iba a manejar toda esta nueva situación? Pero lo más importante..., ¿qué iba a comer cuando llegara a su casa si no había tenido tiempo para ir al supermercado? 
Y las respuestas caen una a una, respectivamente: su compañero; tendría que decírselo, rápido, dejar de acumular mentiras; no, todavía no sabía cómo manejarlo; delivery. 
Y cae en la cuenta de que Peter está a su lado, con cara de "¿qué carajos estoy haciendo en el estacionamiento si no tengo auto?". No me pregunten cómo es una cara de qué carajos estoy haciendo en el estacionamiento si no tengo auto. Pero está ahí, a su lado, y no le desagrada la idea. 

Lali: ¿Te llevo a algún lado?
Peter: No, no lo permitiría.
Lali: Dale, ni que nos hubiéramos conocido ayer. Subí Pit.
Peter: Que lindo que suena en vos el "Pit". Hace mucho que no lo escuchaba.

Sí, ya la había sonrojado. Ella también, jugar con fuego. Faltaba que le soltara un "ninio" y morimos todos.

Lali: ¿Subís o no?
Peter: Con una condición... deja que te invite a comer.
Lali: ¿Perdón? Acá el que necesita transporte sos vos, yo tendría que poner condiciones en todo caso...
Peter: Está bien, podes invitarme a comer.
Lali: ¡No te invite a comer! 
Peter: ¿Ah no?
Lali: No, y no creo que sea buena idea.
Peter: ¿Por qué? Somos dos viejos amigos comiendo. 

Que fea sonaba en ellos la palabra "amigos". Ambos lo notaron.

Lali: Ya sabes lo que pasaría si nos ven juntos, recién volviste encima, están esperando el momento de agarrarnos. No es buena idea. 
Peter: Bueno, podemos ir a tu casa... y hacer automac.

Y Lali hizo una de sus sonrisas, de las grandes, las luminosas.

Lali: ¿Como en los viejos tiempos?
Peter: Como en los viejos tiempos. 

lunes, 24 de junio de 2013

Capítulo diecisiete.



17. Nuevo proyecto.

Lunes. Detestable para cualquier chico que tenga que ir a la escuela o para cualquier hijo de vecino que tenga que ir a trabajar: comenzaba la semana. Distinto era para ella que disfrutaba su trabajo. Disfrutaba de ir a grabar todos los días, por más temprano que tuviera que levantarse, por más quemadas que le salieran las tostadas, por más que se le pasara el agua para el mate todos los santos días... desde que vivía sola, claro. Pero era lo que había soñado, lo que había elegido, y si eso tenía que incluir también las tostadas quemadas y los mates lavados, bienvenidos sean. 
"El mundo necesita más gente que ame lo que hace". Tan ella, tan siempre con las palabras justas, siempre predicando con el ejemplo. No recordaba haberse quejado de un lunes en su vida. O tal vez al principio, cuando había alguna prueba en el colegio y eso le significaba noches en vela estudiando, llanto de cansancio, agotamiento. Esfuerzo. Obstinación. Confianza. Palabras que conocía bien. Si bien la suerte, las casualidades, el destino, Dios, Buda o quién sabe qué fuerzas extraordinarias del cosmos la ayudaron en un principio {bajada equivocada del colectivo, confusión de direcciones, dos castings a menos de dos cuadras a la redonda, etcétera. ¿Para qué explicar? Una Lalita conoce.}, lo que vino después y lo que ese conjunto de cosas significaron en su futuro se lo ganó sola. Y que nadie me lo venga a discutir. Si Cris la siguió llamando a lo largo de los años, una, dos, tres veces, es porque algo vio en ella. Es porque el talento estaba, le vino adherido al alma. Y lo mismo vio Suar cuando se cansó de llamarla para tenerla en sus filas hasta que escuchó el "sí" del otro lado. Pero también buscó, se movió, se animó. Y eso no le vino de arriba, esa gran obra de teatro de texto, ese gran personaje del que todos estamos orgullosos, esa magnífica Abigail Williams: eso significó vencer temores y dudas, y atreverse. Así también se consiguen las cosas.  
Mirar para atrás y ver cada logro, cada experiencia vivida, aprendida; ver todo el cariño cosechado, merecido... significaba toda una emoción, un no sé qué. Y repasaba y revivía todo esto cada vez que estaba por cerrar un nuevo proyecto. 

Y la encontraba de nuevo en su querido Telefé, pero esta vez en Endemol, esta vez Sebastián Ortega con quien nunca había trabajado. Pero Candela y Emilia sí, y le habían dicho que era lo más. No sabía nada de historia, ni de personajes, ni de colegas, ni nada. Y eso la atraía más. "Sólo una charla", le había dicho él, "vení y vemos". Y ahí estaba, llegando tarde, como para no perder su carta de presentación.
En la oficina había ya tres personas. Reconoció a Sebastián por su forma de vestir, que enseguida la saludó amigable y la invitó a pasar. Y después una chica y un chico. La chica salió al ratito, apurada, después de dejar unas carpetas y saludar con un "buenos días" sin siquiera esperar respuesta. El chico estaba sentado y se dio vuelta al escuchar su "hola, ¿cómo va?". Inconfundible. La mira sorprendido. Ella le devuelve la mirada con la misma sorpresa, pero en él también se forma una sonrisa inocultable que sale de lo más profundo. 

Sebastián: Bueno, Juan Pedro, Mariana. ¿No tengo que presentarlos, no?

Verla al menos cinco días a la semana. Solos. Como en los viejos tiempos. Eventos. Sesiones de fotos. Prensa. Presentaciones. La química intacta. Todo esto pasaba por la cabeza de Peter. Todo era oportunidad. Sólo faltaba que Lali dijera que sí.




sábado, 4 de mayo de 2013

Capítulo dieciséis.



16. "A big friendship". 

La noche terminó a eso de las seis y media, cuando se repartieron en los autos y prometieron una próxima salida. Lali era la única que quedaba en el auto de Nicolás, y a pesar de ser tan temprano, lejos de tener sueño, los dos iban cantando a los gritos.

Nico / Lali: Te quiero nunca lo dije...
Lali: (Te quiero)
Nico / Lali: ¡¡¡Te quiero y nunca me lo dijeron!!!
Nico: (Te quiero)
Nico / Lali: ¡TE QUIERO LO DIGO SUAVE, TE QUIERO Y NADIE LO SABEEEE!
Lali: Ay dios, ¿cómo terminamos cantando esto?
Nico: La verdad no sé, pero basta de cháchara. Sí, cháchara dije, ¿qué me miras con esa cara? Instruíte. ¿Qué pensás hacer ahora?
Lali: Irme a dormir, ¿por? ¿Qué querés seguir de joda?
Nico: No te hagas la tonta... te pregunto qué pensás hacer ahora con esta situación, con Peter. Hasta un ciego se daría cuenta de cómo se miraban hoy. 
Lali: Uy... me parece que lo que tomaste te hizo efecto, eh.
Nico: No, no, no y no. A mí, no. Largá todo. 

Si existía una persona en este mundo a la cual no le podías mentir, sin duda era Nicolás. Se conocían demasiado. Sabía como te transpiraban las manos cuando mentías, como te costaba sostener la mirada, como balbuceabas. Osea, no es que no podías mentirle, es que él simplemente se daba cuenta. Te tenía estudiada. Pero todavía te quedaba un recurso que usabas muy a menudo: "esquivar el bulto", por decirlo de la manera más vulgar que se me ocurre. Y en ese terreno, eras toda una experta.

Lali: Estoy con Pablo.
Nico: ¿Y?
Lali: Eso. Que estoy con Pablo, entonces no puedo mirar, ni sentir, ni nada con nadie que no sea él.
Nico: No "podes" pero si pasa, pasa... Y mirá, el destino te dio una mano. Antes de que metas más todavía la pata con Pablo, te puso a Peter enfrente otra vez y de un sacudón te derribo tu castillo de mentiras. Y cuando hablo de mentiras, hablo de mentiras a vos misma. Porque Pablo puede hacerse el goma pero acá es el que la tiene más clarita con respecto a lo que sentís y por quien lo sentís. 

Mala mía que olvidé mencionar que Nico también te tenía estudiada "en ese terreno". Entonces todos tus intentos por esquivar cualquier tipo de tema, terminaban con él poniéndote los puntos, bajándote a la realidad y diciéndote lo que no querías escuchar. Tenía razón. ¿Por qué siempre tenía razón?

Lali: Yo a Pablo lo quiero mucho.
Nico: ¿Y a mí?
Lali: ¿A vos qué? También te quiero mucho.
Nico: ¿Ves? A menos que también estés enamorada de mí, lo querés como me querés a mí, como a un amigo.
Lali: ...
Nico: No te estoy juzgando ni nada por el estilo, sólo quiero que entiendas. Es perfectamente normal que estés así ahora. Estabas intentando sostener algo insostenible, una fachada. Y llega Peter... ¿cómo no te va a mover el piso? Con todo lo que pasó entre ustedes, con la historia que tuvieron, con los AÑOS de amor y de compañerismo que tienen encima. Lo que te pasa a vos es lo que le pasaría a cualquiera en tu lugar, y no tenés que sentirte mal por eso. Pero tampoco podes quedarte haciendo nada, al contrario, tenés que hacer algo con esto... y algo ya. (...) ¿No pensás decirme nada?
Lali: Sí... te odio por entenderme tanto. 




viernes, 3 de mayo de 2013

Capítulo quince.



"Esos últimos sábados de cada mes".

El timbre sonó pasadas las cinco y media y Nicolás se paró a atender. No por fuerza de voluntad, sino porque le tocaba ir a cambiar el agua para el mate. Miró cómplice a los recién llegados, que antes de que se pudra todo, apresuraron a decir: "nos encontramos en la puerta". Chicos please, es Nic. 

Juntarse los últimos sábados de cada mes se había hecho más que costumbre... era una ley y estaba prohibido faltar. No había excusas válidas. Llueva, truene, diluvie o granice. ¿El lugar? Indistinto. ¿La condición? Que estén todos. Aunque este "todos" se ha ido achicando con el tiempo para pasar a ser "unos pocos", pero unos pocos incondicionales. Y estos pocos incondicionales eran nada más y nada menos que Mariana, Candela, María, Rocío, Eugenia, Gastón, Nicolás, Victorio, Pablo, Agustín y Peter, que ahora se reincorporaba ausente con aviso. Normalidad absoluta. 

Cuando la ex parejita feliz {¿y futura?}se sumó a la ronda, a todos les quedó claro que habían estado juntos... ¡hasta a Euge! ¡JA! Pero incluso Pablo sabía que se debían una charla. Casi podía oler lo que pasaría a continuación: Lali le pediría perdón en todos los idiomas, le explicaría su confusión, le diría que necesita tiempo, estaría sola un tiempo y después volvería con Peter. Obvio. Las piezas re-acomodadas y... ¿fin de la novela? ¿Tan rápido? Ne. Ay Pablito, ¡como si no la conocieras! Peeero todos fueron ubicados y nadie dijo nada. Y Pablo... prefirió hablar después, tranquilos y a solas. 

La tarde se pasó entre música y mates, para variar. {Ya podrían estudiar en la facultad de sociales mis pequeños saltamontes ♥}. Pero quedaron en encontrarse en unas horas en el bar de siempre, ese que era más tranqui, para festejar el regreso de Peter como se debe. Ese "unas horas" implicaba por lo menos unas tres o cuatro, considerando que las chicas se iban a preparar todas juntas. 

1:35 am. Les llevó más de media hora caminar hacia la puerta del costado por la que se entraba al VIP de "el bar más tranqui". Pero menos de dos minutos les llevó a las chicas despojarse de las carteras y ponerse a bailar. Flor de diosas las turras. Por eso, los chicos las seguían con la mirada, atentos a los buitres de siempre que pasaban por fans. Al rato, estaban todos bailando juntos. La eterna dupla chispita hizo estragos en la pista llevándose todos los aplausos. Lalico tiene aguante, TIENE AGUAAANTE ♪. Perdón, vuelvo. En realidad, mientras algunos bailaban, otros... se miraban. ¿Hace falta la aclaración? Sus miradas, lyp, sus miradas que lo decían todo. Que una imagen vale más que mil palabras. Que cuando una palabra tiene valor puede contener mil imágenes. Pfff. Es la mirada. La mirada vale, el cuerpo habla. En los ojos de ellos se podía leer lo que sentían.
Nada expresa mejor los sentimientos que el mismo cuerpo. El cuerpo somatiza: gestos, miradas, sonrisas, estados. Cuando estamos nerviosos, transpiramos, nos ponemos colorados, se nos siente en la voz... el cuerpo habla todo el tiempo, se expresa. Los gestos hablan mejor que muchas palabras y muestran mejor que las emociones. A partir de los gestos, especialistas consiguen confesiones importantísimas y determinantes, e incluso, se descubren culpables de homicidios y robos. {Léase, "Lie to me". Si no la vieron, háganlo. GRAN serie}. No hay lenguaje más transparente que el de los ojos. Las relaciones emocionales entre las personas rara vez se expresan en palabras, con mucha mayor frecuencia se expresan a través de señales. La clave para intuir los sentimientos del otro, está en esa habilidad para interpretar los canales verbales. El esfuerzo por atender y entender esto es por lo tanto un tema de conciencia.
Y Pablo tenía plena conciencia del tema. Él fue testigo del amor que se tuvieron, siempre admiró cómo se miraban, siempre quiso que Lali lo mirara así. Y ahora estaban ahí mirándose de esa misma manera, como si el tiempo no hubiera pasado, como si los sentimientos hubieran estado congelados, guardados por estos años, pero ahí, listos para ser despertados, sacudidos... Y salieron a la luz no más. 

domingo, 10 de marzo de 2013

Capítulo catorce.



14. "Todo está aquí, el tiempo lo cuidará".

Y claro que Juan Pedro estaba repleto de dudas. Creía que la tenía clara, pero no era tan así. Se había decidido, había vuelto por ella, y ahora que estaba acá no sabía qué hacer, cómo actuar. Arriesgó todo sin importar con qué se encontraría. Y se encontró con el mismo grupo de amigos, los de siempre, los amantes de la joda, las salidas y los deportes; y también los amantes del escenario, del profesionalismo y de la entrega. Los amantes de la música, eso que tanto los unía, además de la pasión por actuar. Y eso no había cambiado. Se encontró con una Mariana de novia y en apariencia feliz, exacto, en apariencia. Había llegado hasta acá y no en vano.... su revolución creativa apenas comenzaba. 


Y Mariana que seguía con la cabeza dando vueltas, pero ella siempre había dudado. Al presentarse en ese casting en el 2003, que accidentalmente la llevó a Rincón de Luz, dudaste. Que por qué te elegirían si no eras ni rubia ni tenías ojos claros ni eras alta {"Prefiero ser baja antes que caer bajo", dirías años más tarde muy inteligentemente}. Y sin embargo, demostraste que no hace falta tener eso para brillar. Pero seguías dudando cuando Cris continuaba llamándote, ¿segura que soy la indicada para el personaje? Siempre sos la indicada, te respondía. Y también cuando Peter te preguntó por primera vez, allá por el 2006 cuando eran unos niños jugando a los enamorados en los pasillos de Pampa, si querías ser su novia. Pero la seguridad la fuiste adquiriendo con el paso de los años, una seguridad muy firme que llevabas como bandera {además de la sonrisa, claro}. Y también con el paso de los años, fueron construyendo un amor igual de seguro, y verdadero, y único, y hermoso. Un amor casi envidiable que no se veía ni en las mejores novelas, que fue creciendo y se fue fortaleciendo, así como entre ellos la confianza, la sinceridad, la lealtad, la incondicionalidad, el compañerismo, la complicidad. Sobre todo la complicidad. "Un ejemplo de pareja", como diría Gastón, Laliter de raza.  
Pero de repente, parece que un día todo se esfuma, se desvanece, se rompe. Y ahí estaba Pablo, siempre estaba Pablo, y todo volvía a tomar forma, de a poco. Te volvías a sentir bien, enamorada o no, pero te sentías querida y eso bastaba. Y ahora todo empezaba de vuelta. Ahora esa mampara contra el dolor que habías construido era lo que se venía abajo, porque estaba acá de nuevo, recordándote cómo todo lo que fue, no es tan fácil de olvidar. Y sabías que ahora todo sería el triple de complicado. 
Pero también sabías que se debían esa charla, por eso mejor no postergarla, no hacerlo más difícil. Porque qué mejor que él para explicar ciertas cosas, y qué mejor que vos para aclarar ciertas otras. Llegaste a su plaza de siempre y estaba sentado, de espaldas, en uno de los bancos que da a la fuente.

Lali: Hola.
Peter: Hola, viniste.
Lali: Sí, ¿hace mucho esperás?
Peter: No, un ratito. - y se sentaron, enfrentados -.
Lali: Bueno, te escucho.
Peter: ¿Cómo estás? ¿Cómo estuviste?
Lali: Bien.... de pie. - Sí, lo dijo con cierta ironía. Fue como un "date cuenta que no dejé de llorar, que me costó un huevo estar bien desde que te fuiste". Y más -. Con mucho trabajo, por suerte.... y lo demás, todo igual.
Peter: ¿Igual?
Lali: ¿Lo decís por Pablo? Si dijimos que íbamos a hablar claro, hablemos claro.
Peter: Lo digo por él y lo digo por todo.
Lali: Fue muy difícil para mí. 
Peter: Ya sé, para mí también. Y no te estoy juzgando, creéme que no te juzgo. Cada uno hizo lo que pudo, cómo pudo y con lo que tuvo. 
Lali: Yo tampoco te juzgo, ni te echo la culpa de todo. Como vos dijiste, cada uno hizo lo que pudo, los dos tomamos decisiones. 
Peter: Sí.... equivocadas.
Lali: Puede ser.... ¿Por qué volviste?
Peter: ¿Es necesario decirlo?
Lali: Sí.
Peter: Porque nada tenía sentido sin vos. 
Lali: Tardaste un poquito en darte cuenta....
Peter: Ya sé, no fue fácil para mí, nada. Ni dejarte, ni llegar, ni irme, ni llegar de nuevo para verte de novia y odiándome. 
Lali: Sabes que nunca te odiaría. Pero, ¿a qué venís? Enserio, no podes de un día para el otro pretender que yo....
Peter: No, no vine a pretender nada. Vengo a remarla, sé que vengo a remarla. Sé que estás con Pablo y que me toca jugar de más abajo, y está bien, vengo dispuesto a eso.
Lali: ¿No.... no escuchaste la canción? Las cosas son diferentes ahora.
Peter: Sí, claro que son diferentes. Pero nuestro amor no, está, se siente, se respira. Hicimos una promesa, y yo sé que sigue firme. "Nada cambió, todo está allí, el tiempo lo cuidará", ¿te acordás? Hay veces que cuando las cosas son tan claras, ni el tiempo ni la distancia ni nada importa.




viernes, 8 de marzo de 2013

Capítulo trece.



13. "Ronda de amigas".

Te despertaste muy temprano al día siguiente, aunque despertar era una forma de decir porque prácticamente no habías dormido. Así que corrijo, te levantaste de la cama con la sensación de haber tenido un lindo sueño, pero sueño al fin. Ahora llegaría el mensaje de Candela diciendo que tenía que hacer cosas {cosas que no incluían ninguna sorpresa inesperada}, después irías a lo de Nico y lo ayudarías con las cosas de su fiesta en la que nada fuera de lugar ocurriría. No había sorpresa alguna ni canciones ni abrazos eternos. Fin de la etapa 'negación', y volvemos de vuelta a la realidad. ¿Por qué ahora? ¿Para qué? ¿Con qué necesidad aparecerse así después de tres años? Ahora sí, gritá fuerte, enojate. Habías manejado las cosas lo mejor posible y no te arrepentías de nada. Si te habrás preguntado qué hubieras hecho de estar en la misma situación otra vez. ¿Hubieras peleado por él? No, pero si no había nada por qué pelear, si nadie te lo estaba sacando, era SU decisión. Hubieras hecho lo mismo. Porque era ÉL el que se tenía que dar cuenta qué es lo que quería de su vida; ÉL tendría que haberla mirado detenidamente unos segundos más para darse cuenta que ella se moría si se iba. Mientras tu boca pronunciaba un "cumplí tu sueño", tu mirada suplicaba por un "quedate conmigo". Él no te interpretó. Pero no lo juzgabas, tampoco era fácil estar en su lugar, claro que no. Toda esta ensalada de sentimientos te estaba agobiando. Era una impotencia mezclada con una felicidad contenida, que aún no dejabas que estallara. ¿Qué esperaba? ¿Que ella dejara todo y volvieran como antes, borrón y cuenta nueva y aquí no ha pasado nada? No.
Y en esos años, habías aprendido a desarrollar la gran capacidad de la resilencia. La resilencia no implica ser intolerable a los vaivenes del destino, no implica no llorar, no implica no sufrir. Ni siquiera implica tener una resistencia absoluta a todo lo que nos hace daño. Es simplemente la capacidad de recuperarse y sobreponerse a la adversidad. Es secar las lágrimas, levantar la cabeza y sonreír.... aunque por dentro estés muriendo. 

Y con esta ensalada en la cabeza, {¿se entiende el sentido metafórico, no?}, te fuiste a lo de María, lugar donde estaba asignada la ronda de amigas de turno. La ronda de amigas... una de las tantas cosas que había quedado de Casi ángeles, algo que de ser chiste pasó a ser hábito. Porque era eso, se habían acostumbrado a acostarse en el piso formando un círculo y hablar, y descargar, y gritar de ser necesario. Y resultó, porque todas lo tomaban muy enserio y trataban de ser lo más sinceras posible en una ronda de amigas. 
Justamente por esto es que no tenías ganas de ir. Sabías que eras el motivo principal por el que se reunían, que todas las 'balas' apuntarían hacia vos, hacia cómo te sentías con esto, hacia qué ibas a hacer, hacia cómo te habías sentido cuando lo viste. Y ni siquiera te habías contestado estas preguntas a vos misma. Lo único que tenías para exponer era esa ensalada de sentimientos para nada claros. Pero para tu suerte, cuando todo estaba preparado, cada una en su posición, mate listo, medialunas compradas, televisión apagada, las balas apuntaron para otro lado.... para empezar.

María {acomodándose en el espacio libre}: Bueno, estamos ¿quién empieza?
Candela: Rochi - Tiró la flaquita, dándote un changüi -.
Rocío: ¿Yo? Pero si no tengo nada para contar...
Lali: ¿Cómo nada? ¿Y todas las miraditas, sonrisitas y todo lo que pasó con Gastón?
Rocío: Ay no fue nada, somos amigos.
Candela: Sí, igual que Lali y Peter ¿no?
Lali: Ey, ¿qué me metes? Estamos hablando de Ro.
Rocío: Sí, pero ya terminamos. Lo mío no es nada, saben cómo somos los dos, va a tardar en avanzar esto.
Lali: Sí, la verdad. Si compiten en una carrera contra una tortuga, no dudaría en apostar todo al animalito.
María: Sin duda, tendría todas las chances.
Rocío: Ay claro, ríanse eh... preferible avanzar lento que no avanzar nunca. Pero no nos desviemos, que el motivo real de esta RDA es Lali, así que largá amiga. 
Lali: No creo que haya nada de que hablar.
María: ¿Nada? Sé que debe ser difícil ami, pero capaz te hace bien hablar de cómo te sentís, no sé....
Lali: No es que no quiera contar, es que ni yo sé cómo me siento. Me shockeó, fue.... inesperado. Y eso me recuerda que estoy enojada con vos Candela, ¿cómo no me vas a decir nada?
Candela: ¡Al revés! ¿Cómo iba a decirte algo y cagar la sorpresa?
Lali: ¡Era una cuestión de salud! ¿Mira si yo me moría ahí de un paro cardíaco, eh? Igual bueno, ya está. ¿Por cuánto se queda?
Candela: Depende de vos.
Lali: ¿Cómo depende de mí? ¿Todavía le tengo que ir a comprar los pasajes? 
Candela: No, boba. Él.... bueno tenés que hablar con él. Pero digamos, que depende de cómo le salgan ciertas cosas acá, puede que se vaya mañana, en un mes o nunca.
Lali: ¿Qué es lo que querés decir con nunca?
María: Para para, ¿y sus cosas allá? ¿Renunció a todo momentáneamente?
Lali: Ay no, obvio que no..... ¿no?
Candela: Sí. Pero igual ya te dije, es él con el que tenés que hablar y aclarar las cosas.
Lali: Yo no tengo nada que aclarar.
Candela: Bueno, pero escuchalo... eso quise decir.
Rocío: Más allá de todo esto, si se queda o se va, si hablan o no.... vos. ¿Vos qué sentiste?
Lali: Muchas cosas. Primero no paraba de pensar si era un sueño o no, si estaba pasando o sólo lo imaginaba. Después dejé de ver, de pensar, se esfumó todo alrededor.... y tenía ganas de abrazarlo y decirle que no me vuelva a dejar, y también de golpearlo y decirle que ya era tarde, que se vaya. Y de preguntarle muchas cosas y también de no hacer preguntas, solamente mirarlo y hablar así, como siempre supimos hacer. Y de todo esto no sé qué haría, me supera.
María: Yo creo que tendrías que hablar con él. No vas a tener las cosas claras, ni en la cabeza ni en el corazón, hasta que no sepas lo que a él le pasa, qué es lo que lo llevó a volver, acá y ahora.
Rocío: Sí, Mery tiene razón. Una vez que hables con él, se te va a aclarar todo y vas a saber lo que tenés que hacer.

Hablar, acomodar las ideas y accionar. Sonaba hasta fácil.... y ojalá así fuera.



miércoles, 6 de marzo de 2013

Capítulo doce.



12. "Lo que fuimos".

Lali: Sí, sí... está todo bien. - No olvides secarte las lágrimas. Ahí está.
Peter: Sí, bien. - Simple cortesía, ¿no? Porque por dentro lo estabas mandando a la mismísima mierda por arruinar el momento. Pero ya está, momentos así habría muchos. Y además... recordaste que era su novia. Y sí, en su lugar vos también la irías a buscar si sabes que está hablando con un ex con el que nunca estuvo todo terminado. 

Lali: ¿Y si volvemos?
Peter/Pablo: ¿CON QUIÉN?
Lali: A la fiesta... si volvemos a la fiesta. 
Pablo: Sí, MI amor. - Dale remarcá que es tuya, que acá nadie se enoja.

Y ahí estaban los tres en el ascensor, subiendo a la terraza. Seis pisos incomodísimos. Peter pensaba que todavía no había podido hablar con Lali, no había podido explicarle nada. Y el 'no hablar' es en un sentido puramente literal. Cuando se quiso dar cuenta, ya habían llegado; y Mariana avanzaba rápido hacia el escenario. Ahora le tocaba a ella hablar a través de la música. 
Después de jurarle y perjurarle a Nicolás que estabas "bien", todo lo bien que se podía estar en una situación así, subiste y ahora sonaba tu canción. Una canción que también había sabido identificarte en su momento, y que para el hoy era más que perfecta. Una canción que hablaba de cómo cambian las cosas y de que una vez que cambiaban no había vuelta atrás, que mejor dejarlo así. Una canción para hablarle al pasado. Seguro que saben cuál es. 

La distancia nos lleva a otros rumbos, 
caminos distintos que no tienen vuelta hacia atrás.
El tiempo, aliado enemigo, que cambia el destino, 
CONGELA LAS GANAS DE AMAR.
Se han quedado en la luna, los tiernos abrazos,
se ha llevado la noche, LO QUE FUIMOS UNA VEZ TÚ Y YO.

 Y cantaste mirándolo fijamente, como para que no cupieran dudas de a quién le hablabas. Lo que cantabas, lo sentías. Aunque también sabías que no era del todo cierto: si Peter volvía para quedarse, y aún más, si se quedaba y se quedaba por vos, todo iba a ser el triple de difícil. ¿Por qué cuántos 'no' vas a aguantar? ¿Quién da más?

Mírame, mírate, cómo hemos cambiado.
Mírame, mírate, AHORA NADA ES IGUAL.
Mírame, mírate, ya no te siento a mi lado, 
NO PODEMOS VOLVER HACIA ATRÁS.

Y dolían, claro que dolían esas palabras. Pero también las entendías, y reconocías en ellas alguna certeza. Por supuesto que nada era ni sería como antes, por supuesto que no se puede volver al pasado y cambiar las cosas. Las cosas son así, lo que se hizo, se hizo; lo que se decidió, se decidió y lo que pasó, pasó y no vuelve. Claro que ninguno de los dos era el mismo. Lo que nunca cambió, lo que nunca se fue entre ustedes es el amor, ese amor que de ninguna manera es pasado. Lo que nunca se fue es la complicidad, la conexión, las miradas, el hablarse a través de ellas. Y si tan claro tenías todo esto, campeón, ¿por qué se te iban de a poco las ganas de quedarte, cuando apenas habías llegado?